jueves, 26 de julio de 2012

Me dirigí a la intendencia de turno como se hace en estos casos.
Representé los hechos con una minuciosidad endeble.
En las primeras horas, insistí desesperadamente usando los pulgares y el resto de las falanges. Ya con algo de resignación recurrí a una ceja, la comisura y los párpados.
                                                              Eso hice.
La melodía angustiosa de mis movimientos no acusaba impacto en sus retinas. Ellos sólo reclamaban voracidad y veracidad por los hechos consumados
                                                              Eso hicieron.
Ante mi mirada inquisidora no se aventuraron a señalar culpables, ni a darme respuestas Todo aquello parecía estar cargado de un cierto ánimo de venganza.
Vencidos, ambos, nos limitamos a la solemne recaudación de dígitos y digitales. Sin duda la mismísima denuncia los dejó sin deseos de mayores indagaciones
Gentilmente, recuerdo, colocaron el saco en mis espaldas mientras me acompañaron hacia la puerta.
Las actas ya firmadas eran tan escuetas y tan coherentes al mismo tiempo:

"Femenino extravió todas sus palabras. Se desconoce al momento el último paradero de las mismas."

sábado, 26 de mayo de 2012

Me conozco de la A a la Z

Acuso arbitrariedades anárquicas
Busco burlonamente besos
Camino con cuidados contraproducentes
Desprecio despojos doloroso
Elucubro esporádicamente en exceso
Fastidio fórmulas frenéticamente
Garabateo giladas gustosamente
Hospedo hermosas heterogeneidades
Intimo intempestivamente
Juego jactarme jodida
Lamento laberintos letales
Merodeo muy minuciosamente mi mente
Navego nómade normalmente
Olfateo osamentas opacas
Parpadeo por patanes
Quiero que queden Quijotes
Rastreo recuerdos rocosos
Sonrío suspicazmente sin sentido
Titubeo también toda tintura
Utilizo usualmente utopías
Ventilo vilmente vocablos
Yuxtapongo yines y yanes y
Zanganeo zonzamente





viernes, 20 de abril de 2012

El único encuentro

Exploré por primera vez el abecedario. Nunca como ahora te resultaron inútiles las letras. Ni en renglones ni en lengua. Combinadas, me dije, serían digeribles. Pero te empachaste de oraciones y vomitaste mayormente las M, y las H. Combinadas con una i, una j y otras más que no recuerdo.


Probé con los sonidos, quizás alternar entre negras y corcheas...Pero sólo te ensordecían de mudas que eran. Viré hacia las blancas, muy puras para tu gusto.

Luego me decidí por algunos colores, secundarios en su totalidad.
Sólo entendías los primarios. Yo no los conocía.

Alguien sugirió el tacto pero con sólo intentarlo mis dedos empezaron a acortarse y la piel a encogerse. La tuya.

Y fue así que primero vos, después yo y al mismo tiempo los dos entendimos la soledad.

domingo, 8 de abril de 2012

el hijo bobo

hoy me acordé que estabas acá.
Lo se, soy abondónica, poco maternal.
De vez en cuando te visito y pienso que no has salido tannn mal...
Pienso que estás a mitad de camino. Así son mis gestas: cabo sueltos, melodías inconclusas.
Y por eso mismo, creo que no saliste tannn mal...