lunes, 5 de mayo de 2008

Madrugada entre oráculos

No es que no me encante que la vida me sorprenda, no es eso, sólo que quisiera tener una especie de contrato con el destino que me asegure más felicidad que frustraciones. Tampoco es que quiera saber exactamente cuándo, cómo, ni en qué lugar, ni de qué forma; pero sí un especie de póliza de seguro que garantice que lo bueno, lo buscado va a ocurrir. Es por eso que me atraen tanto la numerología, astrología y otras prácticas que son mis diálogos con el destino para lidiar con la incertidumbre. Claro está que al mismo tiempo que lo hago, mi escepticismo ataca y pienso en el sin sentido de estas búsquedas y creo que el I CHIN- el oráculo de turno - se encargó de confirmármelo.
La señorita G. venía de casi una tarde entera de trigramas, monedas, Yins y Yangs, convirtiéndose ya en una experta en el mapeo entre líneas y monedas. Esto la posicionó inmediatamente en el lugar de guía durante esa noche. El procedimiento es claro y repetitivo: se formula la pregunta, se tiran 6 veces las monedas pensando con intensidad en la misma, y por cada tiro (según la combinación de caras y secas), se obtenían los números: 6, 7, 8 o 9. El 6 y 9 tenían bonus track, que es como una especie de ampliación de la primera tirada. Al menos esta es la versión del I CHIN según G., que por la hora y la necesidad de respuestas rápidas, no fue cuestionada en sus procedimientos.
Las respuestas que te da el I-CHIN se podría decir que son alegóricas: primer punto que no me atrajo mucho. Es de mi destino del que se está hablando, así que quiero respuestas concretas carajo. Nada del agua sobre la montaña o el fuego entre los mares. Yo buscaba claridad, conceptos simples, libres de interpretaciones: SÍ o NO! Pero ese no es el estilo del I CHIN. Lo único que se repetía con claridad era el concepto de ACCIONAR, es decir que lo que buscaba se iba a dar en la medida que moviera el upite de la silla. AAAA pero que piolada, si eso yo ya lo seeee! Dame más, te lo ruego! Pero no, ACCIÓN, ACCIÓN y más ACCIÓN era la única respuesta que recibía del oráculo.
No hay caso, por más que uno lo intente, el destino siempre se las ingenia para dejarte en pelotas o en su defecto, te pide que acciones y que te dejes de preguntar boludeces!

1 comentario:

Desirée dijo...

Es que en la incertidumbre reside la belleza misma de la vida. Creo que si tuviéramos póliza de seguro y garantías de felicidad, estaríamos tan aburridos que ya ese mismo aburrimiento nos impediría ser felices. Yo digo que disfrutes de la incertidumbre y salgas todos los días dispuesta a que la vida te sorprenda. Y te juro que te sorprende.